La génesis del Código respondió a una realidad insostenible: décadas de explotación ilimitada habían demostrado que los recursos acuáticos, pese a su capacidad de regeneración, enfrentan límites biológicos. Este despertar llegó en un momento crucial para América Latina, cuando la región experimentaba una profunda reestructuración de su gobernanza marina.
En Ecuador, esta transformación se ancló en dos pilares fundamentales: la implementación de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) y la ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Ambos instrumentos transfirieron a los Estados costeros una responsabilidad sin precedentes sobre la administración de sus recursos oceánicos, sentando las bases para una gestión pesquera moderna y sostenible.
Como líder indiscutible en producción y exportación de conservas de atún, Ecuador ha convertido el Código en la columna vertebral de su desarrollo. El marco normativo ha catalizado avances significativos en áreas críticas: implementación de prácticas de captura responsable, sistemas robustos de trazabilidad, mecanismos de control efectivos y certificaciones de sostenibilidad que cumplen con los estándares más exigentes del comercio internacional.
Esta evolución no ha sido casual. El sector procesador atunero ecuatoriano asociado a CEIPA ha comprendido que la sostenibilidad no es únicamente una obligación ética o ambiental, sino un imperativo comercial en mercados globales cada vez más exigentes con la procedencia y las prácticas de producción de alimentos marinos.
Sin embargo, el camino hacia la sostenibilidad plena presenta desafíos que demandan atención continua. La gestión de poblaciones de atún en océanos compartidos requiere coordinación internacional permanente, particularmente ante amenazas como la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), el cambio climático y sus efectos sobre las rutas migratorias de las especies.
Paralelamente, el sector enfrenta la necesidad de fortalecer su competitividad en un mercado global dinámico, donde la diferenciación por sostenibilidad se ha convertido en factor determinante para el acceso y permanencia en mercados premium. La consolidación de certificaciones internacionales, la innovación tecnológica y la capacitación continua emergen como herramientas indispensables para mantener el liderazgo regional.


