El pasado 15 de septiembre entró en vigor el Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca (FSA) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), marcando un hito en la protección de los recursos marinos mundiales. Esta medida representa el primer acuerdo multilateral que prohíbe directamente las subvenciones más perjudiciales para la sostenibilidad pesquera.
Con el 37% de las poblaciones de peces mundiales ya por debajo de los niveles sostenibles, el nuevo acuerdo llega en un momento crítico. La pesca no es solo una actividad económica: proporciona seguridad alimentaria y medios de vida a 600 millones de personas en todo el mundo, desde pescadores senegaleses hasta procesadores en Bangladesh y familias de las islas del Pacífico que ven desaparecer tradiciones centenarias.
El FSA prohíbe específicamente las subvenciones que apoyan la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), la pesca de poblaciones sobreexplotadas y la pesca no reglamentada en alta mar. Esta medida contribuye directamente al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.6.
Las cifras revelan la magnitud del problema: entre 2020 y 2022, 41 economías proporcionaron 10,700 millones de dólares en ayudas a la pesca, dos tercios de los cuales corrían el riesgo de fomentar prácticas insostenibles. Paradójicamente, en 2023 el comercio de productos pesqueros alcanzó los 114,000 millones de dólares, con 45,000 millones (40%) exportados por países en desarrollo.
“La entrada en vigor del Acuerdo de Pesca de la OMC nos recuerda lo que es posible cuando el multilateralismo se une a la voluntad política”, declaró Rebeca Grynspan, secretaria general de ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD), durante una sesión especial dirigida a los miembros de la OMC.
El acuerdo presenta desafíos particulares para las economías en desarrollo, que necesitarán apoyo técnico y financiero para implementar las nuevas regulaciones. Esto incluye la traducción de las prohibiciones en leyes nacionales, la preparación de notificaciones a la OMC y la reorientación de recursos hacia prácticas sostenibles.
Las disposiciones sobre trato especial y diferenciado, junto con la asistencia técnica del Fondo Pesquero de la OMC, serán fundamentales para garantizar que el acuerdo beneficie a todos los países por igual.
La UNCTAD, que ha promovido durante años la eliminación de subvenciones perjudiciales, continuará apoyando la implementación del acuerdo. Luz María de la Mora, directora de comercio internacional y productos básicos de la organización, confirmó: “La UNCTAD está dispuesta a apoyar la puesta en práctica de este acuerdo histórico. Esto demuestra que la política comercial puede ser parte de la solución”.
El FSA se complementa con otros esfuerzos internacionales, como el próximo Acuerdo de la ONU sobre Diversidad Biológica Marina en alta mar. Sin embargo, queda trabajo por hacer: es esencial finalizar las negociaciones sobre subvenciones que impulsan la sobrepesca y el exceso de capacidad para evitar retrocesos.
En el quinto Foro de las Naciones Unidas sobre los Océanos de junio de 2025, los Estados miembros ya habían identificado la necesidad urgente de cerrar la brecha financiera anual de 175,000 millones de dólares para los océanos mediante un “Acuerdo Azul” y reformar los incentivos fiscales hacia economías oceánicas sostenibles.
El FSA representa así un primer paso crucial, pero no el último, en la construcción de un sistema pesquero mundial verdaderamente sostenible que pueda garantizar tanto la conservación de los océanos como los medios de vida de millones de personas que dependen de ellos.