Un nuevo informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) revela que la economía oceánica mundial batió récords en 2023, pero advierte sobre crecientes presiones ambientales que amenazan su sostenibilidad.

La economía oceánica global alcanzó un valor histórico de 2,2 billones de dólares en exportaciones durante 2023, consolidándose como un motor económico que va mucho más allá de la pesca y el transporte marítimo tradicionales, según datos del informe “Economía Oceánica 2024” publicado por UNCTAD.

El documento destaca que los servicios representaron el 59% del total de exportaciones oceánicas, mientras que la economía oceánica sustenta más de 600 millones de empleos a nivel mundial. Desde 1995, este sector ha experimentado un crecimiento de 2,5 veces, superando significativamente la expansión de 1,9 veces registrada por la economía mundial en el mismo período.

Las economías en desarrollo han sido las principales impulsoras de este crecimiento, aunque el turismo (33%) y el transporte marítimo (22%) continúan dominando el panorama sectorial. Sin embargo, las industrias de alta tecnología y manufactura están ganando terreno, representando actualmente el 16% del comercio oceánico.

El informe de UNCTAD identifica sectores emergentes con alto potencial de crecimiento. Un mercado de 10.800 millones de dólares para sustitutos plásticos de origen marino está tomando forma, mientras que la biotecnología marina, valorada en 4.200 millones de dólares en 2023, se proyecta alcanzar los 6.400 millones para 2025.

Estas nuevas industrias incluyen innovaciones en alimentos marinos bajos en carbono, desarrollo de nuevos antibióticos y materiales de base biológica, ofreciendo beneficios tanto económicos como medioambientales.

Pese al crecimiento económico, el informe de UNCTAD advierte sobre presiones ambientales crecientes que ponen en riesgo la sostenibilidad del sector. Actualmente, el 37,7% de las poblaciones de peces a nivel mundial están sobreexplotadas, una cifra alarmante comparada con el 10% registrado en 1974.

El cambio climático está intensificando la crisis oceánica. En 2024, la temperatura del agua de mar alcanzó un récord histórico de 1,55°C por encima de los niveles preindustriales, alterando ecosistemas marinos, desplazando poblaciones de peces y comprometiendo la seguridad alimentaria global.

Los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) enfrentan riesgos particulares, según el análisis de UNCTAD. Estos países, que registraron exportaciones oceánicas per cápita de más de 2.600 dólares en 2023 —casi diez veces el promedio mundial—, dependen críticamemente de estos recursos para su economía.

La subida del nivel del mar amenaza directamente sus infraestructuras costeras, puertos y rutas de navegación, poniendo en peligro su modelo económico.

El informe también aborda la crisis de contaminación plástica, con aproximadamente dos millones de toneladas de desechos plásticos ingresando anualmente al océano, donde permanecen durante siglos.

UNCTAD señala un déficit crítico de financiación: el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (Vida submarina) requiere 175.000 millones de dólares anuales, pero solo se han desembolsado 30.000 millones desde 2010. Paradójicamente, 22.000 millones de dólares en subsidios pesqueros perjudiciales continúan impulsando la sobrepesca.

El informe de UNCTAD propone medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del sector:

  • Finalizar un tratado jurídicamente vinculante sobre contaminación plástica
  • Eliminar subsidios perjudiciales y aumentar la financiación sostenible
  • Ampliar la recopilación de datos sobre emisiones y comercio oceánico
  • Integrar los sectores oceánicos en planes climáticos nacionales

Fuente: UNCTAD