Las pesquerías de atún a nivel mundial están experimentando una transformación significativa hacia prácticas más sostenibles, según documenta la Fundación Internacional para la Sostenibilidad de los Productos del Mar (ISSF). Los organismos regionales de ordenación pesquera (RFMOs) han implementado avances notables en cuatro áreas clave que prometen redefinir la gestión de estos recursos marinos.
Esta evolución ha sido posible gracias al trabajo coordinado entre científicos, gestores y organizaciones especializadas como la ISSF, que a través de investigación aplicada, asesoramiento técnico y herramientas innovadoras ha promovido reformas fundamentales en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Los progresos se concentran en cuatro pilares fundamentales: cumplimiento normativo, gestión de dispositivos de concentración de peces (FADs), estrategias de extracción y monitoreo electrónico.
El fortalecimiento de los sistemas de cumplimiento representa un avance crucial para evitar que las medidas de conservación queden sin efecto. La Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) ha aprobado un plan de trabajo con plazos definidos para revisar sus procesos y adoptar respuestas diferenciadas ante incumplimientos. Por su parte, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) ha implementado una tabla estandarizada de sanciones y ha fortalecido su normativa sobre transbordos, mejorando significativamente la vigilancia de esta práctica crítica. Estas iniciativas buscan reforzar la transparencia y la confianza en la gobernanza pesquera regional, elementos considerados vitales para la sostenibilidad a largo plazo.
Los FADs, ampliamente utilizados en la pesca de atunes tropicales, representan uno de los mayores desafíos ambientales del sector. La Comisión del Atún del Océano Índico (IOTC) ha liderado el cambio con una medida adoptada en 2024 que establece una definición clara de FAD biodegradable y un calendario obligatorio para su implementación. La IOTC ha creado además un registro común de FADs, reforzado el seguimiento y la notificación de pérdidas, y establecido un sistema uniforme de marcaje. En el Atlántico, ICCAT ha aprobado una reducción progresiva del número de FADs a la deriva, comprometiéndose a que para 2028 todos los dispositivos sean biodegradables y sin redes, evitando así capturas incidentales y daños a especies vulnerables.
Las estrategias de extracción o “harvest strategies” constituyen planes a largo plazo que permiten tomar decisiones de gestión anticipadas basadas en datos científicos, evitando reacciones improvisadas y reduciendo la influencia de presiones políticas a corto plazo. El Pacífico occidental y central (WCPFC) ha sido pionero al aplicar en 2022 una estrategia para el atún listado, seguida en 2023 de controles de captura y esfuerzo para especies tropicales. ICCAT aprobó recientemente un plan de gestión para el atún rojo atlántico y definió objetivos para otras especies como el rabil y el listado oriental. La CIAT ha establecido un grupo de diálogo entre científicos y gestores para acelerar el desarrollo de estrategias, mientras que la IOTC ya cuenta con un plan específico para el atún listado.
Ante la dificultad de contar con observadores humanos en todas las embarcaciones, especialmente en la pesca de palangre de gran escala, los sistemas de monitoreo electrónico han emergido como una herramienta fundamental. Estos sistemas recopilan datos precisos sobre actividad pesquera, mejorando significativamente el control y la transparencia. En 2023, IOTC e ICCAT adoptaron estándares de monitoreo electrónico. Durante 2024, tanto la CIAT como la WCPFC introdujeron normas mínimas para todos los tipos de artes de pesca, representando un paso decisivo hacia su implementación generalizada.
Estos avances coordinados en las principales regiones atuneras mundiales marcan un punto de inflexión significativo en la gestión pesquera internacional. La implementación de medidas más estrictas de cumplimiento, el uso de tecnologías más sostenibles y la adopción de estrategias basadas en evidencia científica apuntan hacia un futuro más prometedor para la conservación de los recursos marinos. El éxito de estas iniciativas dependerá ahora de su implementación efectiva y del mantenimiento del compromiso de todas las partes involucradas en la cadena de valor del atún mundial.