La Unión Europea inicia el año 2025 con un ambicioso plan de gestión pesquera para el Mediterráneo Occidental, que busca equilibrar la conservación de los ecosistemas marinos con el sustento de los pescadores. A partir del 1 de enero, comenzará la fase permanente de este plan plurianual que contempla una reducción significativa del esfuerzo pesquero.

El Comisario de Pesca y Océanos, Costas Kadis, destacó la importancia de un acuerdo “equilibrado y responsable” que preserve los medios de vida de los pescadores y mejore las posibilidades de recuperación de las poblaciones marinas. El plan incluye un mecanismo de compensación que permitirá a los pescadores obtener días adicionales de pesca si implementan medidas de conservación específicas.

Entre las medidas más destacadas se encuentran límites de captura para especies mediterráneas de alto valor comercial, con regulaciones específicas para la anguila europea y el coral rojo. Para la anguila, se mantiene un cierre de seis meses y se prohíbe la pesca recreativa, mientras se establecen límites para la captura de angula y se congela el número de artes de pesca.

Las regulaciones también afectan a diversas especies y zonas marítimas. En el mar de Alborán, por ejemplo, se reducirán los límites de captura de besugo en un 30% respecto a 2024, con restricciones adicionales a la capacidad de la flota. En el Estrecho de Sicilia, se implementarán reducciones del 3% en las capturas de camarones de aguas profundas.

El plan no se limita al Mediterráneo. En el Atlántico Nordeste, la UE ha establecido 13 posibilidades de pesca siguiendo recomendaciones científicas, con aumentos en algunas especies como el gallo (+23%) y el rape (+17%) en aguas ibéricas, y disminuciones en otras como el jurel en aguas ibéricas (-66%).

Un logro importante es que el 80% de los totales admisibles de capturas (TAC) para 2025 se establecerán en consonancia con el rendimiento máximo sostenible, un indicador clave de sostenibilidad pesquera. Además, la UE ha logrado acuerdos bilaterales con países como Noruega y el Reino Unido, asegurando posibilidades de pesca por más de 1,24 millones de toneladas y un valor cercano a los 2.530 millones de euros.

El plan también incluye avances en el Adriático y el Mar Negro, con nuevas para especies pelágicas y demersales, incluyendo límites de captura medidas para anchoveta y sardina, y acuerdos de compartición entre países como Italia, Croacia y Eslovenia.

La implementación de estas medidas representa un paso significativo hacia una gestión pesquera más sostenible, que busca proteger los ecosistemas marinos sin comprometer la actividad económica de los pescadores europeos.