China ha accedido a levantar la prohibición de importaciones de pescado y marisco japonés, impuesta tras el vertido de agua tratada de la central nuclear de Fukushima Daiichi al océano. Este acuerdo marca un avance significativo en las relaciones bilaterales, aunque expertos advierten que la verdadera prueba estará en la implementación efectiva por ambas partes.
Puntos clave:
- Acuerdo de supervisión: Japón invitó a China a unirse al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para supervisar el vertido de agua. China podrá recoger y analizar muestras bajo supervisión del OIEA.
- Contexto diplomático: La ministra de Asuntos Exteriores de Japón, Yoko Kamikawa, y su homólogo chino, Wang Yi, se reunieron en Nueva York para discutir el tema.
- Motivaciones económicas: La postura más flexible de China se atribuye en parte a su necesidad de fortalecer lazos internacionales e inversión extranjera ante una economía interna ralentizada.
- Implementación gradual: China afirma que las importaciones se reanudarán “gradualmente” una vez cumplidas sus condiciones, sugiriendo un enfoque cauteloso.
- Desafíos pendientes: Persisten preocupaciones chinas sobre la seguridad del agua vertida y otros temas diplomáticos entre ambos países.
- Prueba para relaciones bilaterales: El cumplimiento del acuerdo será crucial para evaluar el estado general de las relaciones entre Japón y China.
Expertos señalan que Japón deberá mantener un diálogo constante con China y diversificar sus mercados de exportación, mientras que China deberá respetar los datos científicos avalados por el OIEA y actuar con prontitud para reanudar las importaciones según lo acordado.