Una reciente encuesta realizada por Seafish, organismo industrial del sector pesquero, revela una significativa disminución en el consumo de pescado en Gran Bretaña. Esta tendencia negativa se atribuye principalmente a la inflación de costos, que alcanzó su punto máximo el año pasado, aunque otros factores también están contribuyendo.

El informe muestra una caída del 22% en el consumo entre 2006 y 2022, con una aceleración notable después de la pandemia de Covid-19. Las ventas minoristas de productos del mar han disminuido un 13,6% desde su máximo en 2021. En el sector de restaurantes, aunque las porciones de productos del mar se han estabilizado, siguen siendo un 20% inferiores a los niveles prepandémicos.

A pesar de este panorama general desalentador, existen algunos aspectos positivos. El consumo de pescado de piscifactoría, como el salmón, y de platos preparados mantiene un buen desempeño. Además, el pescado congelado ha experimentado una recuperación, liderada por las barritas de pescado y las porciones rebozadas.

Seafish destaca que, aunque el sector enfrenta desafíos importantes, también existen oportunidades considerables. La revisión de “Fish as Food” señala cómo los cambios económicos, la seguridad alimentaria y el cambio climático están impactando las expectativas y la producción de alimentos. Se prevé que durante los próximos cinco años, los productos del mar puedan enfrentar condiciones difíciles, pero hay potencial de crecimiento si se promueven como una proteína de alta calidad y con buena relación calidad-precio.

La pandemia ha provocado grandes cambios en la industria pesquera británica. El tradicional “fish and chips” ha perdido cuota de mercado, mientras que la demanda de pescado de piscifactoría y productos listos para entrega se mantiene fuerte, a pesar de la presión sobre las finanzas personales.

El futuro del sector dependerá de su capacidad para adaptarse a estos cambios y aprovechar las oportunidades emergentes en un mercado británico en evolución.