Reunión de ANFACO con la Directora General de DG MARE

La Unión Europea ha expresado su oposición al ingreso del atún proveniente de Tailandia sin aranceles a los mercados europeos. Esta postura surge en medio de preocupaciones sobre las prácticas de pesca y las condiciones laborales en la industria pesquera tailandesa.

El principal motivo detrás de esta decisión es la negativa de Tailandia a abordar las preocupaciones sobre las prácticas laborales cuestionables en su lucrativa industria pesquera. Organizaciones internacionales han documentado durante años casos de trabajo forzado, trata de personas y condiciones laborales abusivas en los buques tailandeses.

“No podemos seguir haciendo la vista gorda ante estas flagrantes violaciones de los derechos humanos”, declaró la Comisaria Europea de Comercio, enfatizando la importancia de los valores éticos en las relaciones comerciales de la UE.

La Comisión Europea ha subrayado que, para que Tailandia pueda acceder al beneficio de arancel cero para su atún en la UE, debe demostrar un compromiso claro con la mejora de sus prácticas pesqueras y laborales. Se espera que este tema sea abordado en las negociaciones comerciales entre la UE y Tailandia en el futuro cercano.

ANFACO señaló en un comunicado del año pasado que más de 90 ONGs advirtieron al primer ministro de Tailandia las consecuencias de las decisiones gubernamentales sobre una desregulación de las políticas pesqueras. “Tailandia no está lista, ni preparada, ni desea adaptarse a los estándares europeos”, añade ANFACO.

La industria atunera tailandesa, que emplea a cientos de miles de personas y genera miles de millones de euros en exportaciones anuales, se verá duramente golpeada por los nuevos aranceles de importación a la UE. Los exportadores advierten que esta medida podría poner en riesgo numerosos empleos en el sector pesquero tailandés.

Por su parte, grupos de derechos humanos han aplaudido la decisión europea como un paso necesario para presionar por reformas y un mayor escrutinio de las prácticas laborales en la industria pesquera tailandesa.

Esta disputa comercial pone de relieve las crecientes tensiones entre los imperativos económicos y los valores éticos que la UE intenta promover en sus acuerdos comerciales internacionales.